Son las 3 de la madrugada y tu ausencia me asalto de nuevo, provocandome este largo insomnio en medio de la soledad...
Solo tu y yo sabemos la sed que se alberga por esta distancia, solo tu y yo sabemos el dolor que abre como una yaga a cada centímetro que me encuentro lejos de ti, se que algún día estaremos juntos pero el tiempo se abre cada vez más y más.
El tiempo no perdona a los enamorados, los juzga los caza y los castiga, es un fiel embustero que traiciona a los amantes, alargando cada segundo de cada minuto; pero aun así los amantes lejanos a veces engañan a la distancia, cuando se juntan y unen sus cuerpos a la luz de la luna, uno allí y otro aquí.
Mi amor, no confíes en el, el tiempo es infinito pero la vida es la que se nos va, en cada respiro, en cada suspiro por ti...
Sólo nos podemos aliar con la Luna. Sólo es la fiel cómplice de los amantes, refleja sus rostros en cada cara que ella tiene, para juntarlos en su cielo estrellado. Basta con mirarla, para sentirme a tu lado, nos creerán locos, aquellos que nunca han amado...
La distancia me hace llamarte a mi lado, soñando despierto que recorro cada centímetro de tu cuerpo. La sed y los recuerdos me envuelven, sintiéndote como aquella vez que nos amamos sin medida. Creyendo fielmente que eres tú la que esta aquí, creyendo firmemente, que soy yo el que esta allá, sintiéndote...
Daría mi vida por una noche a tu lado, pero cariño, después de esta larga abstinencia mis deseos incontrolables de amarte casi no me dejan vivir, deseos que traspasan los límites de la vida y la muerte.
La muerte... no quiero que ésta nos separe, quiero que llegado el momento nos una libremente sin tiempos ni prejuicios, sin vida ni complicación...
Seremos solo cósmicos y libres, eternos sin fin, para amarnos en la Tierra de los sueños y, llegado el momento, reencarnar en otros cuerpos para volver a encontrarnos y volver a amarnos. Sólo tendremos que buscar al otro lado de nuestro hilo rojo, ése que nos une por siempre, cariño mío...
Te amo, espero nuestro próximo encuentro como un naufrago en el inmenso océano, espérame, como la Tierra firme siempre espera a los náufragos, en medio de un feroz mar...
No desesperes, que mientras más larga sea la espera, mayor será el tesoro de nuestro amor, más febril e insaciable.
Tuyo por siempre, más allá de la vida, de la muerte y la distancia.
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