Uno de los recuerdos más desagradables que puede tener un niño es haber oído o presenciado peleas entre papá y mamá. Esas personas que están ahí para protegerle y cuidarle, de pronto se están agrediendo y hablando a los gritos. ¿Os imagináis cómo puede sentirse un niño ante esto? Se siente indefenso y asustado, normal.
Aunque podemos en un momento dado descontrolarnos y pelear con nuestra pareja frente a los hijos, es importante luego tranquilizarles.
La comunicación con nuestros hijos es el recurso más valioso que tenemos. Por tanto, si ha sido una discusión pasajera podemos explicarles tranquilamente que a veces papá y mamá se enfadan pero eso no significa que dejen de quererse ni de quererle. Pedir disculpas por el mal rato tampoco estaría de más.
Si la situación en casa ya es caótica y las discusiones han pasado a ser moneda corriente, tal vez es conveniente buscar la ayuda de un especialista, por el bien familiar y sobre todo, por el de los hijos.
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